ISLAMISATION DE LA BOSNIE ...PUIS DU KOSOVO !
LA ISLAMIZACIÓN FORZADA DE BOSNIA-HERZEGOVINA
LA ISLAMIZACIÓN FORZADA DE BOSNIA-HERZEGOVINA
Ex: http://enricravello.blogspot.com/
Bosnios,
serbios y croatas son el mismo pueblo de la familia eslava llegado a
los Balcanes alrededor del siglo VII d. C, hablan un mismo idioma –el
serbocroata, aunque cada país lo llame de una manera: serbio, bosnio o
croata-, que croatas y bosnios escriben con alfabeto romano, mientras
que los serbios usan le cilírico.
Pero existe un elemento que los
diferencia hasta contraponerlos y enfrentarlos a lo largo de la
historia: la religión.
Eslavos cristianizados, los serbios lo fueron
entre 867 y 869 por el emperador bizantino, Basilio I, después de que
reconociesen su autoridad, y por lo tanto se hicieron cristianos
ortodoxos, mientras que tenemos el dato de que en 879 el papa Juan VIII
reconocía al soberano croata, el duque Branimir, lo que índica que su
cristianización se realizó en un contexto romano-católico.
La
situación permaneció así hasta que el impacto de la conquista de los
Balcanes por el Imperio turco en 1463, cuando Bosnia, que hasta entonces
había sido parte de Croacia, pasa a manos de los otomanos y la mayor
parte de su población se convirtió al Islam, lo que no ocurrió con los
serbio que mantuvieron su religión aún bajo la época de dominio otomano.
Croacia siempre estuvo defendida de la avalancha turca por la
Serenísima República de Venecia primero, y por el Imperio austro-húngaro
después. Éste es el origen de la atávica enemistad entre croatas,
serbios y bosniacos (nombre que se da a los bosnios de religión
musulmana).
Geográficamente
el país se divide en dos zonas: Bosnia, el norte del país y
Herzegovina, que debe su nombre a Stefan Vukcic, quien en una carta al
Emperador Federico II fechada poco antes de la invasión turca, firmaba
como Gran Duque de Bosnia. Duque en alemán se dice Herzog, de
ahí que la zona pasase a ser conocida como Herzegovina (El Ducado) en
los documentos de la época, siendo oficializado a mediados del siglo
XIX, cuando, aún como provincia turca se llamó oficialmente
Bosnia-Herzegovina.
Bosnia
permaneció bajo domino turco hasta 1878 (aunque entre 1718-1739 fue
liberada por los austriacos), cuando los bosnios se revelaron contra el
Sultán Abdulhamit II, contagiados por la revolución nacionalista de sus
vecinos y hermanos de etnia (aunque no de religión) serbios. Estas
revueltas motivaron la intervención a su favor de los austro-húngaros y
los rusos que terminaron por expulsar a los otomanos de Bosnia, que pasó
a ser administrada por el Imperio Austro-Húngaro, como Croacia y
Serbia. Después de la desmembración del mismo tras la Primera Guerra
Mundial, Bosnia pasó a formar parte de un nuevo Estado: Yugoslavia, que
sería dividió en la Segunda Guerra Mundial, cuando Bosnia formó parte
del Estado independiente de Croacia, y rehecho tras 1945.
Durante
varios siglos los católicos (croatas) y los ortodoxos (serbios) que
habitaban en Bosnia Herzegovina, se autodefinían como cristianos
mientras que a los musulmanes se le llamaba turcos, término que no
equivale al de osmanlíes o turkuse, referidos a los propiamente
turcos (1). Si los bosnio-católicos estaban plenamente identificados
con Croacia, y lo serbo-bosnios con Serbia, ponían a los
bosniaco-musulmanes en la tesitura de tomar al Islam como su principal
rasgo identificativo. Así es como surge la cuestión fundamental. Para
fundamentar la existencia de un Estado bosnio-herzegovino había dos
posibilidades: incluir a católicos, ortodoxos y musulmanes en una sólo
República unitaria (nacionalismo bosnio), o tomar el Islam como elemento
sobre el que construir su identidad nacional (2) dejando (nacionalismo
islámico) sin resolver el caso de las “minorías” católicas y ortodoxas
(3) y su papel en un Estado entendido como musulmán.
Bajo
el Titismo, Bosnia-Herzegovina era la república yugoslava donde más
ciudadanos inscribían en el espacio reservado a “nacionalidad” el
término yugoslavos (son ninguna otra referencia), en el registro civil.
Es durante los años 60 y más marcadamente aún entre la emigración bosnia
a Alemania cuando empieza a difundirse el sentimiento identitario
musulmán entre los bosniacos, sentimiento al que el mismo Tito hizo sus
guiños, reconociendo a los musulmanes como una “nacionalidad yugoslava”
en 1961, cuando éstos –debido a su alto índice de natalidad– pasaron a
ser el grupo más númeroso en Bosnia-Herzegovina en detrimento de los
serbios ortodoxos. Estos guiños de Tito se entienden dentro del contexto
de una Yugoslavia que apostaba por integrase en los llamados Países No
Alineados, donde se incluía varios Estados de confesión musulmana.
El
inicio del proceso de desintegración de Yugoslavia con la independencia
de Eslovenia y Croacia abrió las puertas al conflicto interno en Bosnia
y la posibilidad de crear un Estado bosnio independiente. Para algunos
iluminados, era el momento de construir su Estado musulmán en los
Balcanes, entre éstos iluminados el más peligroso era un tal Alija
Izerbegovic quien llegaría a convertirse en presidente de la República
de Bosnia- Herzegovina. Evidentemente esta definición
confesional-nacional era la declaración de exclusión para los serbios y
croatas de Bosnia de un proyecto nacional común, de ahí su voluntad y su
necesidad de “re-unirse” a los Estados nacionales donde se les
reconocía como tales. Croacia y la entonces Yugoslavia, respectivamente.
El islam y los EE.UU del lado bosniaco.
Alija Izerbegovic
habría formado parte de la organización Jóvenes Musulmanes, creada bajo
la influencia de los Hermanos musulmanes egipcios. En 1970 publicó un
texto titulado Declaración islámica, reeditado en Sarajevo en
1990, donde explicitaba sus intenciones político-religiosas: “Nuestro
fin: la islamización… todo lo que en la historia de los pueblos
musulmanes constituye un recuerdo de grandeza y valor ha sido creado
bajos los auspicios del Islam. Turquía, en tanto que país islámico ha
reinado sobre el mundo, en tanto que copia europea, representa un país
de tercer orden como tantos otros en el mundo. El movimiento islámico
debe y puede tomar el poder desde el momento en que tenga la fuerza
numérica y moral para hacerlo (…) La conclusión es importante: no puede
haber coexistencia entre las creencias islámicas y las instituciones
políticas y sociales no islámicas…”. Durante la década de los 70 y 80 a
la importante influencia del islamismo egipcio en Bosnia, hay que sumar
una nueva y más importante: la iraní. El islamismo iraní era más
atractivo para los bosnios, Irán aprovechó esta circunstancia, ganándose
el apoyo de los futuros dirigentes del SDA (Partido de Acción
Democrática, presidido por Izerbegovic), algunos de los cuales fueron
detenidos en 1983 cuando volvían de un congreso en Teherán para la
unidad de los chiitas y los sunitas, que el régimen iraní, entonces en
guerra con el Irak de Saddam Hussein, había organizado.
Una
vez estalló el conflicto bosnio, el grueso de la ayuda musulmana a los
bosniacos venía de Irán cuyas redes de apoyo –sanitario y logístico–
demostraron una alta eficacia, así el 86% de los musulmanes bosnios,
decían tener una opinión “favorable o muy favorable” de Irán. En 1992,
los Hermanos Musulmanes hicieron llamamientos a la yihad contra
los serbios, si bien su ayuda fue menor que la iraní, con ella ponían
las bases a una peligrosa relación entre Bosnia y lo más radical del
fundamentalismo islámico.
Estados
Unidos hizo aparición en el conflicto de la ex Yugoslavia apoyando al
bando musulmán y apostando por la unidad de una Bosnia-Herzegovina que
incluyera a serbios y croatas bajo el mando de los musulmanes y la
presidencia de Alija Izerbegovic, anulando cualquier posibilidad de que
la minoría croata se uniera a Croacia (tradicional aliado de Alemania) y
que lo hiciera con Serbia (amigo de Rusia). Recortar la ventaja
adquirida por Alemania-UE con las independencias de Croacia y Eslovenia,
e impedir una poderosa Gran Serbia aliada con Rusia, hizo que
Washington tomara la bandera musulmana (como luego haría en Kosovo por
idénticos motivos) formalizándose de nueva una entente
islamo-estadounidenses contra cualquier acercamiento posible entre las
dos grandes potencias continentales: Alemania y Rusia.
Por
su lado el gobierno musulmán de Sarajevo (la capital Bosnia), asesorado
y armado por el Pentágono, provocó una situación irreversible para
croatas y serbios de Bosnia, esperando que sus constantes provocaciones
desataran una ola de violencia que permitiera a la Bosnia musulmana
contar con la simpatía de Europa occidental, y la consiguiente
intervención armada en su favor. Como reconocía el responsable de la
Secretaría de Estado para Exteriores de EEUU en Bosnia: “Lo que en
principio era un gobierno bosnio multiétnico y elegido legalmente, se ha
convertido en una entidad musulmana extremista y antidemocrática”. El
Gobierno de Sarajevo y su Armija (nombre de su ejército) no
tuvieron demasiados escrúpulos para conseguir que los serbios fueran
presentando como bárbaros en Occidente, y así permitir que los
norteamericanos alargaran el conflicto con el objetivo de desestabilizar
y debilitar lo más posible esta zona vital para el equilibrio europeo.
Así el 27 de mayo de 1992, una explosión delante de una panadería causó
16 muertos bosniacos, las impactantes y horrorosas imágenes aparecieron
en las televisiones de todo el mundo y fueron repetidas hasta la
saciedad por la CNN, culpando sin la menor duda a los paramilitares
serbios de tan espeluznante crimen. Posteriormente los servicios
secretos británicos y franceses reconocieron que fue un auto-atentado de
los musulmanes cuya única finalidad era atribuírselo a los serbios
antes la opinión pública mundial: de esta último “detalle” no se informó
en los telediarios mundiales. El 27 de agosto del mismo año, otra
masacre arrasaba un mercado de Sarajevo. La OTAN respondió a la masacre
con una gran acción: 60 bombarderos atacan las posiciones serbias. Un
mes después, expertos británicos también concluyeron que el misil
lanzado contra el mercado lleno de civiles provenía de las filas
musulmanas: de nuevo se extendió el velo del silencio mediático.
El radicalismo islámico, una amenaza para Bosnia-Herzegovina.
“Bosnia
era un modelo de tolerancia inter-religiosa. El islamismo presente en
aquella zona era más laico de lo que se podía imaginar. Los musulmanes
de Sarajevo estaban a distancia sideral de los de Oriente Medio. Hoy,
por el contrario, después de diez años de turbulencias, también los
musulmanes bosnios han entrado en el juego internacional del integrismo”
(4)
Entre
1992 y 1995 Bosnia-Herzegovina se convierte en una cuestión de primer
orden para el islamismo internacional. Después de 2001, las
investigaciones sobre redes terroristas islamistas pasan siempre por
suelo bosnio. Entre que islamistas procedentes de África y Asia obtienen
con asombrosa facilidad la ciudadanía bosnia, con una actitud
claramente cómplice por parte de las autoridades locales, parecería más
bien que la llegada de estos africanos y asiáticos responda a una
determinada voluntad del gobierno musulmán de Sarajevo. Esta campaña de
“nacionalizaciones express” respondió a dos motivos; reconocer los
méritos de guerra a los muyaidines que tomaron las armas por la Armija;
y por otro, permitir la llegada a suelo bosnio de conocidos integrista
con los que “reislamizar”· a la población local. Este segundo objetivo
provocó y provoca aún hoy un grado de enfrentamiento entre el “islam
tradicional bosnio de impronta moderada” y el “islam integrista
importado” por esos neo misioneros wahabitas, que consideraron Bosnia un
territorio a “reislamizar”.
Esa
Bosnia presidida por Alija Izerbegovic no pudo contener las ansias de
autodeterminación de las comunidades croatas y serbias. El conflicto
bélico que provocó esta tensión ocupó durante los inicios de la década
de los 90 la primera plana de todos los periódicos internacionales, la
Paz llegó con el acuerdo de Dayton de 1995, según el cual
Bosnia-Herzegovina quedaba dividida en dos entidades pero siempre dentro
de un mismo estado. Estas entidades son la Federación de Bosnia
Herzegovina –que incluye a musulmanes y croatas– y la Republica Srpska
para los serbios, esta última goza de una gran autonomía y sólo las
presiones internaciones le impiden que se una a Serbia. Con esta
división el órgano de gobierno de la República de Bosnia Herzegovina es
colegiado; dos representantes de la Federación (uno católico y otro
musulmán) y un tercer serbio de la República Srpska, siendo el que más
votos obtenga de estos tres, el presidente nominal de la República.
Desde esta división la zona serbia tiene una relación superficial y
administrativa con el resto del país, el problema es que en la
Federación asistimos a un doble fenómeno, la reislamización en clave
wahabita de los bosniacos musulmanes y la marginación y acoso a los
católicos croatas.
Desde
la salida del poder de Alija en 2000 –murió en 2003– hasta hoy los
presidentes de la Federación (al frente e la cual está hoy Barik
Izerbegovic, hijo del Alija) han intensificado el proceso de
islamización, especialmente visible en la capital Sarajevo, antaño
conocida por la buena convivencia entre serbios, católicos y musulmanes y
hoy con un paisaje más parecido a Ankara que la ciudad europea que
siempre fue. En palabras del cardenal Franc Rodé “Sarajevo se ha
convertido en una ciudad prácticamente musulmana”, después de su viaje a
la zona en junio de 2009 , el cardenal declaró en Radio Vaticano “los
católicos fueron las principales víctimas de la guerra y muchos huyeron
del país, a Croacia y también a países más lejanos como Australia,
Canadá y Nueva Zelanda (…) En Sarajevo, una ciudad de 600.000
habitantes, hoy quedan sólo 17.000 católicos”, señalando también que en
muchos pueblos donde no las había habido nunca se han construidos
mezquitas, indicando que “existe una clara voluntad de islamizar la
región de Sarajevo”. Este mismo año el cardenal de Sarajevo, Vinko
Puljic, ha denunciado el crecimiento del fundamentalismo en Bosnia, sin
que las autoridades hagan nada para detenerlos, como en muchos otros
países europeos, la construcción de mezquitas y las madrasas (escuelas
coránicas) están financiadas con petrodólares saudíes.
Serbios
y croatas han sido víctimas de esta “limpieza religiosa” hecha a base
de kalashnikov y medias lunas, pero queremos terminar este artículo
señalando que los principales perdedores son los propios bosniacos de
religión musulmana, un pueblo eslavo europeo, islamizado a la fuerza por
el invasor Turco en la Edad Moderna, y ahora reislamizado con
petrodólares y fanatismo saudí. Para ellos sería necesario replantearse
la idea del Estado bosnio como un Estado nacional musulmán. Ellos
deberían ser los que combatieran ese islamismo integrista que amenaza la
identidad de su pueblo y con convertir a Bosnia en una base logística
islamista en su ataque a nuestra Europa.
Enric Ravello
Secretario de relaciones nacionales e internacionales de Plataforma per Catalunya.
Algo que ya apuntaba E.J. Hosbawn en su libro Naciones y nacionalismos desde 1870. Ed. Crítica,
NOTAS:
(1) Therry Mudry “Bosnia-Erzegovina. La nascita di una nazione” en Orion, nº5, mayo 1996. Milán
(2) Barcelona
1991, p. 79: “sin duda los musulmanes bosnios y los musulmanes chinos
acabarán considerándose una nacionalidad, toda vez que sus gobiernos los
tratarán como si lo fueran”.
(3) “Minorías”
relativamente. Los serbios suponen el 38% de la población de Bosnia, y
los croatas el 22%. La suma de ambas “minorías” da el 60% de la
población frente al 40% de bosniacos musulmanes.
(4) Aldo dei Lello, L´utopia con la toga. L´ideologia del triunale internazionale e il proceso Milosevic. Ed. Sovera Multimedia. Roma 2002-
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